Al fin vuelvo.
Entre ayer y hoy la abstinencia ha sido espantosa.
Nunca es buena idea intentar dejar todos los vicios de golpe (cannabis, tabaco, lorazepam). He pasado algunos días sin marihuana (sí, la fumo de vez en cuando, mi ansiedad es terrible). Pero el verdadero problema ha sido, como siempre, el tabaco.
El asiento con el sello de Marlboro esta vez sí combina con lo que fumo, un Marlboro rojo. Parece que el lugar me hubiese estado esperando, intacto, desde la última vez que vine. Debe ser otra envoltura de menta, no creo que sea la que dejé hace más de una semana, aunque está abierta de la misma manera tosca que yo acostumbro. En fin, cosas que pasan. Como dicen en mi ciudad: coincidencias en Pascuales.
Las cosas en el negocio van muy mal. Si viene un celular a la semana, es bendición. Me he soñado varias veces vendiendo un riñón, pero cuando despierto, es un alivio no tener una herida a los costados.
Comímos la semana que pasó porque pude estafar a un cliente. Su teléfono no mostraba imagen, así que le dije que toda la pieza del display estaba sulfatada, debido a la humedad a la que lo expuso en un viaje a la playa. Por supuesto, era mentira, bastaba un ajuste en un flex para que quede perfectamente bien. Pero yo le cobre la pieza como nueva. Hace ya meses que dejé de sentir remordimiento por este tipo de actos. Ni modo, son ellos o yo, como en el reino animal.
Eso fue la semana pasada. Espero que en esta llegue otro pato al cual estafar. Porque si no, está todo fregado.
Lo bueno es que estoy aquí, de nuevo, volviendo a mi ritual, fumando otra vez frente al parque del condominio, aunque esta vez sí se pueden ver niños jugando.
¡Ay, los niños! ¡Como quisiera ser uno otra vez! Las responsabilidades me están matando, pero de eso no se puede hablar con nadie, porque no es políticamente correcto, peor viniendo de un hombre. Es el mismo cuento que el de “los chicos no lloran”, pero mucho más grande.
Siempre me quejé de la sociedad que reprime los sentimientos de los varones. Desde niño te dicen: “los niños no lloran”, “jugar a la rayuela es para maricas”, “las camisas rosadas son para homosexuales”, “si escuchas bossa nova, eres rarito”… los niños no pueden expresar dolor, porque se les castiga; y las mismas mujeres que los crían, muchas veces, contribuyen a esta realidad.
¿Cómo va un niño a crecer sanamente, si abrazar a otro es visto como un crimen, pero irse de golpes con cualquiera es considerado una hazaña?
¡Pendejadas! La comunicación de los hombres debe ser tosca, ruda e indirecta, para que sea socialmente aceptada. Y yo crecí así. Por eso me cuesta amar, hasta amarme me cuesta. Porque si me amara lo suficiente: no estuviera regalando 7 minutos de mi vida, a cambio de 7 minutos de dopamina, cortesía de la nicotina y el alquitrán de un tubo de cáncer.
Me he dado cuenta de que cada vez que fumo aquí aspiro el humo con más pasión de lo habitual. No me percaté de ello hasta hoy, y fue porque el mendigo de la calle del frente me hizo un gesto de aprobación con su cabeza, como si admirara la fuerza con la que fumo.
Ver a esos niños jugar y pensar en la represión emocional de los varones, me hizo pensar en mi hijo. Creo que mejor voy a mi casa a abrazarlo (luego de bañarme, porque la peste a cigarrillo ni yo me la aguanto).
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Tubos de cáncer jajajaja. Así les decían en Los Simpson 🤣
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Oh, si que las mujeres son las principales impulsoras de esas ideas y conductas machistas. En fin, me gustó esa reflexión y la parte de los 7 minutos de dopamina. Cada vez encuentro más asquerosos esos 7 minutos, sobre todo cuando les llamas «tubo de cáncer», excelente descripción 🙂
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