Un tambaleante puente de ausencias me llevó a tu imagen, que se presentó como dama y, al acercarme, hedía a cadáver. Aunque yo no lo notaba.
Es que por aquel entonces mi olfato sentimental no funcionaba bien, es por esa razón que la vida me sabía a nada.
Estabas muerta cuando te conocí.
Lo nuestro no era amor, era necrofilia emocional de mi parte.
Copyright © Todos los derechos reservados
[…] perdió la cordura por aquel incidente y fue internado en un hospital psiquiátrico durante ocho meses. Al salir del hospital Campuzano recuperó las ganas de vivir, pero adquirió una obsesión: […]
Me gustaLe gusta a 1 persona
[…] cuenta de que las lluvias ocurrían cada cierto período de tiempo. La Marcha Eslava sonaba cada ocho años en todo el planeta y llegó a conocerse, equivocadamente en origen, pero atinadamente en […]
Me gustaLe gusta a 1 persona
[…] de fiesta en el salón número ocho. Nada extraordinario para nadie. Una reunión como muchas otras, con la única diferencia de que […]
Me gustaLe gusta a 1 persona
[…] experiencia extraña no se repitió hasta que cumplió veintiún años. Se hallaba en otro octavo piso, en su puesto de atención al cliente en el Servicio de Rentas Internas. Rodrigo estaba […]
Me gustaLe gusta a 1 persona
O… era falta de experiencia.
Un saludo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sí… puede que de parte de uno sólo, o de ambos…
Saludos Grojol.
Un gusto verte por aquí 🙂
Me gustaMe gusta