Hoy tocó escapar de la realidad.
Hace rato que no veo a mi amigo pintor, así que toca tomar medidas.
Hoy no fumo en el lugar de siempre. En lugar de eso salí corriendo de mi casa, luego de discutir con mi esposa Roxana, para la farmacia. Me fui tan apurado que, al no hallar mis zapatillas, me fui con dos zapatillas izquierdas; todo con tal de conseguir pronto unas cuantas pastillas de Alprazolam.
Es que esto de intentar dejar todas las drogas al mismo tiempo, es complicado. Aunque mi ansiedad parece venir de algo un poco más subconsciente.
En la madrugada me desperté soñando con mi ex amante, Lucía. Soñé que se iba de viaje a Colombia y que, desde allá, me enviaba un mensaje maldiciéndome por mi abandono. Evidentemente el sueño no era más que dos reflejos: el de mi subconsciente extrañándola y el de la personalidad de ella, que prefería maldecirte en lugar de decir que te extraña.
En fin, ese maldito sueño, como muchos de los míos, vino acompañado de banda sonora. La canción que sonaba era ‘Rubia Sol, morena Luna’, de una banda venezolana llamada ‘Caramelos de Cianuro’; y, como era de esperarse, ha resonado todo el día en mi cabeza.
Como no me gusta tener tonadas en la cabeza que me recuerden cosas negativas, pienso acallar la canción de la forma más digna y efectiva que conozco: con benzodiacepinas.
Al llegar a la farmacia vi a dos chicas vestidas como para trotar en el parque. Una era delgada y de bonita retaguardia; la otra era más, como dicen por aquí, ‘agarradita’. Me las quedé viendo un rato, hasta que un indiscreto, pero cómico, cliente de la farmacia dijo: “Como que una debería regalarle trasero a la otra”, por lo que no tuve opción más que de reírme a carcajadas.
Una vez compradas las pastillas me propuse ir a casa, diciéndome: “Cigarrillo no. Cigarrillo no. Cigarrillo no. Cigarrillo no. Cigarrillo no. Cigarrillo no…..”.
Como dijo Cortázar una vez: “todo recayente tiene ya en sí a un rehabilitante”; pues hoy he recaído en el tabaco e intento rehabilitarme de tantas cosas: del cáñamo de la india, de las benzodiacepinas, del tabaco y de uno que otro recuerdo.
Hice de cuenta que estaba sentado en la banca con el sello de Marlboro y encendí mi cigarrillo, un Marlboro Ice Xpress, de esos con la divertida bolita de menta que hay que aplastar antes de fumar…una delicia. Lo miré fijamente, como culpándolo de mi recaída, así que lo castigué con las llamas del infierno y me drogué con sus restos.
La colilla la lancé hacia un charco, pero no le atiné. Me gusta el ruido de una colilla apagada violentamente por el agua.
Y hablando de violencia, creo que mi ansiedad acaba de desaparecer. Tal vez no necesite tomarme la pastilla. La guardaré para otra ocasión.
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Me gusta esto de las referencias a los textos más antiguos.
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Un diario delicioso
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Hola, Elko 🙂 Un gusto ver gente nueva visitando esta dimensión de relatos y poesía… Pasea todo lo que desees, siéntete como en tu casa.
Un saludo afectuoso desde Ecuador.
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Pd.: Te invito a pasar por una de las nuevas temáticas del blog: https://donovanrocester.wordpress.com/2015/02/24/las-cuatro-santas/ (En esta dimensión, los links siempre te llevarán a lugares insospechados 😉 ) … Un abrazo.
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mmmm, sería mejor botar la pastilla, por si acaso 😉
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Jajaja… sí… Pero no creo que Arturo la bote… Él es así 😀
Un abrazo… 🙂
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Me encanta este diario de cigarrillos, pero deja el tabaco, que es malo (No sé con seguridad si fumas pero me da la sensación de que sí)
Un saludo! 🙂
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Hola Claudia 🙂 … Gracias por pasar, y por tu preocupación. Yo fumaba, pero ya no, desde hace mucho. Arturo, por otro lado, sí que fuma… descuida, todos mis relatos son parte del torbellino de ficción dentro de mi cabeza 🙂
Un gran abrazo para ti, desde el lluvioso Guayaquil.
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Escapar de la realidad wow es algo que me hace falta.
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Arturo sabe muy bien de eso 😀
Un gusto verte por estos lares, Exudus…
Un saludo afectuoso desde el caluroso Guayaquil…
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