Marisela trabaja como medidora de riesgos en un banco de su pequeña ciudad. Es una trabajadora ejemplar que lleva 7 años en la empresa, ascendiendo de puesto en puesto. Marisela es muy educada, vegana en todo su estilo de vida, amante de su familia y madre de un niño de 4 años. Marisela no tiene hobbies, hasta donde saben los demás, que sólo la ven ir del trabajo a la casa y de la casa al trabajo.
Pero yo la veo todos los días, siempre a la misma hora. Acechando. Cazando. Susurrando. Marisela, desde niña, amó todo aquello que requiriera tino: los dardos, las flechas, las balas, las miras de precisión. Ella siempre pensaba en miras, siempre.
Una tarde, a sus dieciséis, llegó al colegio muy contrariada de ver el abuso de chicos contra chicos. Abuso que pocas veces le tocó a ella, veces que, sin embargo, la ayudaron a sentir en carne propia la desdicha del encierro en aquella institución.
¡Y entonces pasó! Tuvo una visión de ella en la torre del reloj del colegio, día lunes por la mañana, en pleno acto cívico. Ella vestida de negro, como asesina de videojuego, con un arco, escondida detrás de la campana. Y comenzó a ver en la cabeza de cada abusón una mira, en el temporal derecho. Los abusados no tenían nada, la mira era como una marca de tragedia para el opresor. Ella se vio a sí misma en la torre, poseída por un frenesí fantástico, lanzando flechas a ciegas, flechas que llegaban a las marcas como atraídas magnéticamente. Luego de muertos todos los abusones, en el centro del patio, apareció la Santa Tragedia haciendo una reverencia. Luego Marisela salió de su trance visionario, sin saber cómo llegó a aparecer sentada en su aula, en la tercera hora de clases, sin que nadie note su ensimismamiento.
***
Con los años Marisela se volvió una mujer luchadora y ejemplar, a la vez que una víctima del acoso de la Tragedia: viuda a los 25 años, luego de 3 de casada. Marisela estaba enojada con la santa que le permitió la visión en el colegio —visión que, hasta ahora, ha sido el éxtasis más grande de su existencia, y eso que llevaba con su marido una vida sexual excelente—.
Marisela quiso venganza. Ahorró por años y, clandestinamente, compró un rifle de francotirador y empezó su venganza contra la santa que se llevó a su amado marido y amante. Y empezó lo que sería un ritual en su vida.
Cada día, a las 21 horas, en la azotea del edificio donde vive, Marisela sale durante 21 minutos a hacer siempre lo mismo. Con la mira vigila a personas que cometen todo tipo de pecados, los sigue, les apunta en la cabeza y, luego de recitar una silenciosa formulación de cargos, emite su veredicto: ¡culpable! Acto seguido, luego de invocar a la Santa Tragedia con un rezo, presiona el gatillo y le da a la víctima elegida con una bala de salva en la cabeza, justo en la frente, quedando inscrita con las siglas AST (arrebatados a la Santa Tragedia). La Santa Tragedia luego de ver lo que pudo ser una tragedia magistral de una loca acechadora, se horroriza. Cada vez que ve el infame espectáculo se siente profundamente torturada y, en secreto, ríen sus hermanas.
Cada noche, luego de los 21 minutos de su ritual, Marisela regresa a su casa con todos sus implementos y se siente feliz de torturar un poco a aquella que también tortura a diario a la humanidad entera con sus trampas.
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Durante cada noche la Santa Tragedia susurra al oído de Marisela frases de misantropía y resentimiento, para ver si, por algún efecto subliminal, por fin se decide a matar a aquellos que acecha tras la mira de un arma.
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Muy original. Excelente, Donovan.
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Un cuento un tanto antiguo je, je. Me da gusto que te agradara.
Un abrazo, amiga.
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La santa se merece cada «muerte». Me gustó la personaje, fiel a sus propios principios, retorcidos de un modo tal que le sirven de venganza, de frenesí y de una suerte de justicia. Ciertamente, esperaba un giro de locura sanguinaria, pero mucho mejor la afrenta contra la Santa. Genial. ¡Abrazos!
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Gracias, me da gusto que me leas y que disfrutes de mis relatos. De entre todas, la Santa tragedia es mi favorita (https://donovanrocester.wordpress.com/2014/12/18/la-santa-tragedia/) …
Aún me falta perfilar a la Santa Suerte y a la Santa Muerte 🙂
Un saludo inmenso desde Ecuador.
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Impresionante!! Me ha sorprendido gratamente la historia
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Gracias por leer 🙂
Es un placer verte de visita por esta dimensión de relatos y poesía, siéntete como en tu casa.
Recuerda también que los enlaces en este espacio, siempre te llevarán a lugares insospechados de esta y otras dimensiones 🙂
Un sualudo afectuoso desde el soleado Guayaquil.
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Pd.: te invito, por si no la conocías, a pasar por la sección de «Relatos de otra dimensión».
Trata sobre los reportes del ser interdimensional #21, que nos vigila a todos desde otra dimensión.
Este es el relato introductorio: https://donovanrocester.wordpress.com/2015/01/02/el-21-nos-observa-a-todos/ 😉
Un abrazo literario guayaquileño.
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Claro que vi Full Metal Alchemist, le añade una carga emocional al tema digna de seguir capítulo a capítulo. 🙂
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Excelente. Yo me vi las dos, pero Brotherhood, por ser fiel al manga, es simplemente superior 🙂
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