Originalmente publicado en: Blog de Salto al reverso

«Pavo real», por Ignacio Sanz (CC BY-ND 2.0)
El animal encerrado pierde la noción del tiempo.
Frustrado, con el cuerpo en alerta y la mente afligida,
da vueltas en su jaula sin saber qué hacer.
El animal encerrado se irrita, pierde la noción del amor.
Confundido, con las lágrimas trabadas en sus ojos,
da vueltas en su jaula sin saber qué hacer.
El animal encerrado llora, pierde la noción de la libertad.
Despierta presa del insomnio y, cansado,
da vueltas en su jaula sin saber qué hacer.
El animal encerrado no quiere morir, solo quiere descansar.
Presa del delirio del encierro se autolesiona y, anestesiado,
da vueltas en su jaula sin saber qué hacer.
El animal encerrado, añorando, ve la luz de afuera.
Desea, por un instante, ya no dar más vueltas en la jaula.
El animal encerrado fantasea con poder correr rápido hacia ella,
poder correr sobre la luz y consumirse….
…en miles de brillantes…
…e irreconocibles…
…pedazos…
…de sí mismo
.
.
.
Pero sigue opaco, reconocible, entero.
Sigue encerrado, el pobre animal muerto.
Un cadáver con apariencia de estar vivo.
Copyright © Todos los derechos reservados
Es un llamado doloroso y punzante, una ola de imágenes en este despertar de la conciencia hacia el buen trato y el esfuerzo por conocer a los animales más allá de esos paradigmas que nos enseñaban que eran para nuestro beneficio y no como compañeros en esta trama de la vida que evoluciona y con nuestro maltrato retrocede. Bello lenguaje.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Donovan, me has tocado el corazón. Odio los zoológicos donde exhiben los animalitos encerrados. Muy bueno.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Conmovedor. Odio ver aves enjauladas deseando volar sin poder hacerlo :(.
Me gustaLe gusta a 1 persona