Originalmente publicado en: Blog de Salto al reverso

«Spy vs Sci 558» por Anonymous 9000 (CC BY 2.0).
Cierto individuo fue entrenado desde niño en las artes del vudú para convertirse en un mercenario de élite. A los diez años ya poseía dominio sobre muchas técnicas de este arte. Cuando cumplió trece años, heredó de su familia una piedra cúbica de color negro que incrustó en su talismán de la muerte. Usando sus conocimientos, logró contactar con el ente en el interior de la semilla de la codicia. Este afirmó que la información que contenía fue recopilada por una raza extraterrestre que dominaba un tipo de Mahou que permitía ‘hackear’ el cuerpo de un ser viviente, es decir, apagar la mente del ser y apoderarse temporalmente del uso de su cuerpo.
Con años de experimentación y práctica, este individuo conocido como El representante, pasó de dominar pequeños animales —para realizar atentados con explosivos— a poder tomar el control del cuerpo de otros seres humanos. Con este conocimiento pudo ofrecer servicios que ningún otro mercenario podía. En algunas ocasiones fue contratado para cometer asesinatos de personajes altamente vigilados, como ciertos líderes políticos o empresariales. También asesinó a varios líderes de la mafia con su técnica.
El requisito más importante para aplicar su Mahou era tener acceso visual del objetivo en tiempo real. Para algunos asesinatos, accedía a los sistemas de vigilancia para poder captar la cámara que enfocaba a su objetivo. Luego usaba su Mahou para hacer que la víctima se suicidara.
Se ganó su sobrenombre con las primeras operaciones que realizó contra la mafia. Ciertos clanes criminales lo enviaban como representante para negociaciones o diálogos. Siempre acompañado de alguien que confirmara visualmente los hechos. Debido a que los líderes de la mafia no se dejaban vigilar por cámaras ni permitían armas para personas que no fueran de su bando, El representante siempre asistía a sus reuniones completamente desarmado.
En los casos en que era obligatorio atacar, su forma de trabajar era siempre la misma. En un murmullo casi inaudible, recitaba rápidamente un conjuro mientras miraba con disimulo a la persona más armada de la habitación. Finalmente, tomaba control del cuerpo de aquella persona para matar a su objetivo y a todos en el lugar, excepto a la persona contratada para verificar lo sucedido.
Los trabajos del El representante eran tan caros y exclusivos que su cantidad nunca llamó la atención. Su existencia siempre fue clandestina y ninguno de sus ataques dejó rastros ni pudo ser atribuido a él.
[…] de clones a su red. Luego, los envió a recorrer el mundo para infiltrarse en las actividades de la mafia hasta que, eventualmente se apoderó de todas ellas. Así llegó a ser conocido como el Dueño del […]
Me gustaMe gusta
[…] de clones a su red. Luego, los envió a recorrer el mundo para infiltrarse en las actividades de la mafia hasta que, eventualmente se apoderó de todas ellas. Así llegó a ser conocido como el Dueño del […]
Me gustaMe gusta
Uyyyy… Hay terroristas así.
Me gustaMe gusta