Por un minuto allí, me perdí a mi mismo.
Y volvería a perderme en tu epicentro.
Y moriría, moriría lo poco que queda de mi.
Lo daría gustoso todo,
con tal de no seguir quemándome en este lugar.
Porque en mi religión personal,
hay infiernos muy parecidos a tu ausencia.
La gente no cambia sin tragedias.
La gente no cambia sin pasión.
Desde esta tristeza me veo tan pequeño.
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